¿Dónde están los enemigos públicos en la literatura?

El Eñe viene a ser algo muy parecido al Hay de Segovia, que es el único en el que he estado. Javier Rodríguez Marcos dice en El País del sábado que «[el Eñe] no es el Hay de Segovia o Granada pero las escaleras obligan a hacer casi tantos kilómetros como allí». Extrañamente no me duelen las pantorrillas, y eso que no usé el ascensor. Cada piso del Círculo de Bellas Ares duele como dos, o incluso como tres si tomo por referencia las escaleras de mi casa. Y algunos de los escritores participantes en el Eñe, por seguir con las comparaciones, han sido tan pesados como mi vecino el aspirante a Operación Triunfo.

He preparado un top 5 para el programa de radio de mañana, que no podré hacer en directo ya que estaré aquí.

1. Guillermo Fadanelli

2. Ana María Moix con Esther Tusquets

3. Manuel Vilas

4. Ignacio Echevarría, Ray Loriga y Rodrigo Fresán

5. Andrés Barba y Peio H.Riaño

Me perdí dos cosas importantes por coincidencias o torpezas: Leopoldo María Panero y Alberto García Alíx. Tampoco estuve en la Cata Literaria de José Luis Cuerda, que me apetecía mucho. Me encanta que un director de cine monte una bodega.

Esther Tusquets: «Si alguien protesta por lo que he dicho, puedo decir mucho más». «¿Por qué escribo distinto? Escribo distinto porque hoy soy distinta».  «Prefiero la intensidad a la felicidad». «Mi madre no me quiso pero todo lo que me gusta proviene de mi madre».

Abriendo el festival, la mesa de los editores del grupo Contexto. Félix Romeo: «Cuando era adolescente lo chulo era ser escritor, hoy lo chulo es ser editor». Julián Rodríguez de Periférica: «Nuestra tarea es ser más amantes de lo que otros lo fueron». Santiago Tobón de Sexto Piso: «El pequeño ecosistema frágil de la vida del editor independiente». Enrique Redel de Impedimenta: «Últimamente lo que hago es publicar enemigos públicos, gente que pone el dedo en la llaga». Julián de Periférica: «La impresión bajo demanda debe estar en manos del librero, no es la tarea para los editores».

El fotógrafo Chema Madoz: «No espero que el detonante aparezca delante de mi [para hacer una fotografía] sino que creo que el detonante está en la cabeza». (No lo comparto pero es interesante).

Use Lahoz: «La literatura es emoción o no es». (No lo comparto y además me parece una tontería). Jordi Carrión: «La literatura puede ser otras cosas pero lo que más me interesa es que la literatura sea crítica con su realidad» (¡al fin!). «La novela póstuma de Mario Levrero sintoniza al mismo tiempo con el siglo XX y con el XXI, es una novela bisagra».

Andrés Barba: «Hay que dejar de llamar a las cosas malas ‘monstruosas’ porque eludimos nuestra responsabilidad en ellas, la crueldad de uno niños contra otros no debe llamarse monstruoso sino humano» (siguiendo a Hannah Arendt).

Ray Loriga: «Kerouac murió alcoholizado por que no soportaba tener su casa llena de hippies». (Se lo contó al propio Loriga la mujer de Neal Cassidy y él nos lo dijo en la conferencia más abarrotada que vi en el Eñe).

Guillermo Fadanelli: «Los premios son importantes porque cuando alguien es premiado lo dejo de leer, es una buena manera de acotar las lecturas… y no soy un acomplejado, he tenido dos premios y mucha cocaína». Sobre escribir emails borracho: «A mi mujer no le digo escóndeme las botellas, le digo escóndeme el Internet».


Foto robada a Roger Casas.

El apretado horario impedía, a no ser que pasaras descaradamente de ver cosas, compadrear en el salón de baile, donde había café de cortesía, puffs y mesitas junto a un bar instalado por La Pecera a 2,50 la copa de vino tempranillo joven. Las mesitas eran lo mejor. En ellas pude avanzar con el libro de Gabriela Wiener y desplegar el programa (que soltaba tanta tinta que siempre llevaba los dedos negros), charlar (o bombardearnos) con Rubén Romero (que condujo el encuentro sobre la ciudad de Los Ángeles con James Frey; vi un rato pero no me interesó mucho), descansar con mi secuaz y compañera de fatigas Carolina León u observar con descaro a quién hablaba con quién. Lo malo es que ese espacio era también un escenario de encuentros, por lo que a veces uno se ponía a conversar sin escuchar a los que tenían micro. Me sentía maleducada pero a veces era inevitable.

Elena Medel y Guillermo Trapiello hicieron un Gabinete de Crisis. Ellos eres unos reyes magos a los que pedirles un regalo. Como la literatura es la realidad del plano de la fantasía, en el plano de la hoja de papel te escribían y dibujaban, respectivamente, lo que tú les habías pedido. Yo les pedí, de regalo para Navidad, un apocalipsis:

Les pedí un apocalipsis

Elena, además, nos ha mencionado en su blog sobre el festival, que me acabo de enterar de que lo estaba haciendo. A veces pienso cuál es mi problema, porqué no me entero de las cosas. En días más optimistas pienso que es que LOS DEMÁS no saben comunicar las cosas que hacen (no lo digo por Elena, lo digo por el Festival).

«De Macondo a Barajas» fue un buen título para en encuentro entre escritores latinoamericanos en la diáspora. El chileno Carlos Franz me interesó. A Soledad Puértolas no le funcionó lo de leer dos textos suyos entorno a las enfermedades de los escritores, por lo que abandoné.

Vicente Molina Foix («o Foá», como dijo Guillermo Fadanello) es cada día un señor que cae más antipático. Intentando olvidar, si es que posible, su metedura de pata respecto al cómic, impidió que el encuentro con Herralde fuera con Herralde, en lugar de con él y con Pombo. Cuando hablaba Foá me abstraía y recuperaba la atención cuando dejaban hablar al editor de Anagrama.

Seguimos con el Eñe esta noche (lunes) en ¿Quieres hacer el favor de leer esto, por favor? Pero yo no estaré en directo, pues tengo cita con Martin Gore, él no lo sabe claro, pero  yo sí, y mi cuerpo también, pues ya se ha puesto del revés.

De entre los momentos privados del festival, el mejor fue la entrevista, en las frías escaleras del Círculo, a Gabriela Wiener. Venía de una charla absurdísima titulada «Pornófilos» en los que ninguno se asumía como tal. Sobre todo la presencia de Fernando Marías era inexplicable. La mesita redonda fue aburrida salvo por los casos reales de Gabriela y sus ejemplos en el mundo del periodismo gonzo para Primera Línea. Luego la raptamos y la grabamos para el programa de esta noche, así que ahí podréis escuchar unos cortes de la conversación.