Los ataques a los símbolos de la lucha por la igualdad de las mujeres, en forma de murales u otros homenajes, han marcado este 8M. El más representativo y el que parece que ha activado la vandalización de otros en Getafe, Alcalá de Henares, Gandía o Huelva, está situado en el barrio madrileño de Ciudad Lineal. Llevaba dos años pasando desapercibido hasta que la representación de Vox en el pleno de la Junta de Distrito sacó adelante una votación, con el apoyo de PP y Ciudadanos, para que fuera borrado debido «a su mensaje político». Las vecinas y vecinos lo defendieron, lo que provocó que Ciudadanos, que gobierna la Junta, cambiara su voto y el mural se salvara. Pero el 8 de marzo apareció cubierto de pintura negra.
No es la única ofensiva contra el feminismo durante estos días. Un 8M de flores y mariposas realizadas en croché en Colmenarejo (Madrid) fue quemado; en Cuenca, la pancarta que las feministas colocaron para renombrar el puente Mariano Moreno como «puente Vivas Nos Queremos» apareció cubierto de tachaduras y pinturas el 6 de marzo y en Sevilla, la pancarta que la Diputación había colocado en la verja de su sede fue hecha jirones. En la concentración estática de Barcelona, un hombre roció con gas pimienta a cinco mujeres que estaban en el bloque no mixto de trabajadoras del hogar del sindicato Sindillar/Sindihoga, mientras que en la Puerta del Sol de Madrid un grupo de personas irrumpió en la protesta convocada por el Sindicato de Estudiantes cantando el ‘Cara al Sol’.
Los ataques al movimiento feminista no son nuevos, pero este 8M ha desatado una ola de acciones acumuladas en torno a la fecha más simbólica para la lucha en favor de los derechos de las mujeres. Todo ello en un escenario político muy polarizado y azuzado por el negacionismo de la violencia machista de Vox y el continuo cuestionamiento que hace la formación de extrema derecha del feminismo. No solo en términos de veto a las políticas de igualdad de género desde las instituciones, a las que entró por primera vez hace algo más de dos años, sino también en lo que se refiere a erigirse como altavoz del antifeminismo.