Arrebato

Después de salir ayer de los Verdi y cuando todavía no había podido recuperar el habla intentaba balbucear ante José Luis (gracias gracias gracias por llevarme a ver la película) que lo que había visto… me había… cambiado… tod… el me preguntó si me había cambiado la vida. Y el rumbo de ella no, eso es cierto, porque afortunadamente creo que estoy bien encaminada (aunque todo vaya tan lento), pero sí algunas cosas. Ahora estoy más segura, tengo muchas menos dudas. Cuando por fin pude comenzar a hablar (la gargante seguía seca y el corazón me palpitaba brusca y rápidamente), no pudimos dejar de hablar de la película durante ¿horas?, ¿siglos?, ¿toda una noche? Dijo José Luis «nunca habla nadie de los arrebatos» y, excitada, le contestó, «¡sí! ¡Son los huecos de los que habla Belén Gopegui en La Escala de los Mapas!» Se me retorció el corazón y el paladar al unísono y casi me pongo a llorar en la barra del Lizarrán, exaltando aún más la emoción con txacolíes. Si no es la película que más me ha gustado de las que he visto en toda mi vida, lo es casi, o lo es en cierta manera. Porque está muy cerca, porque es Madrid, porque ojalá la hubiera hecho yo.