Hace dos años, el periodista de la CNN Thomas Lake recibió una llamada de teléfono. Aunque estas llamadas quedan muy bien en los relatos periodísticos, por lo general, no llevan a ningún lado. En la mayor parte de los casos, estas llamadas están motivadas por intereses particulares, demasiado particulares.
“En el periodismo, como en la vida, puedes encontrarte con cierto tipo de persona”, escribe el periodista. “Esta persona te cuenta una historia que incorpora una queja o una necesidad insatisfecha. Esta historia ya la has oído antes. Piensas que puede ser una exageración. Pero eso es lo que realmente te da miedo: que también podría ser verdad. Y porque cabe la posibilidad de que sea verdad, tienes que hacer algo”.
Thomas Lake tiró del hilo y se quedó enredado en la madeja. Poco a poco, tejió algo con todo eso: un apasionante reportaje.
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La foto que acompaña el post es de Patrick Quinn-Graham, de un edificio de Brighton.