Autobiografía sentimental (1994-2012)

De mi Diario, abril de 2012:

No echar de menos pero turbarse cuando asalta la existencia remota, la posibilidad, el recuerdo olvidado. Se contrae el cuerpo, tiemblo. Es exasperante pero prevalece la curiosidad. Incitación al canibalismo, a la muerte, a la destrucción, la ruptura en dos partes, atravesado el cuerpo. Chupar los huesos. Descubrir que finge y detrás de los huesos está ella mirando. Romper los huesos, clavarlos en los ojos.
El cuerpo. La suavidad de la piel, el color, los movimientos, echar los hombros hacia atrás y mover las manos al mismo tiempo, manejando la maquinaria, explicando algo.
Cómo escribía él las comas.
Mis uñas entre los rizos de su nuca. La oscuridad de la piel bajo los ojos y toda la vida concentrada en esa sombra de la piel. Los ojos un día azules, otro verdes.
Ver salir palabras entre los labios y ver una lengua después que sale de esos labios y hace besos y toca otras lenguas.
La piel que no huele sino que es temperatura. Descodificar un olor. Intentar entenderlo.
Terror en el mismo centro y una línea discontinua que no continúa. No voy a desaparecer.
La mano que me sujeta entre el humo y su último baile en la discoteca.
Leer y que se pare el mundo. Leer Hiperión en la playa.
Leer sus propios poemas. Mandar callar. Alzar la voz en Grecia.
Querer penetrar a un hombre. Querer violar a un hombre.
Ser apasionado y real. Que pasen cosas. Cosas. Hacer cosas. Saber que va a pasar algo. Saber que van a pasar cosas.
Saber que habrá una cena y habrá amigos y habrá vino y saber que no habrá más cena ni más amigos ni más vino.
Siempre asombrada, oscura y brillante. Oscuridad dentro y el brillo en los ojos. La intensidad del cuerpo cuando se desborda y no me cabe en las manos.
Alguien te reconcilia con cosas. Te empuja al conflicto.
Vídeos en YouTube.
Su pelo naranja enmarañado en mi oreja todas las mañanas del mundo.
Yo antes del embarazo. Yo con Eleonor en mi barriga.