Cómo romper la magia realista

Me pregunto si esta brisa que atraviesa mi casa madrileña de Este a Oeste es real. Lo parece, pero ya quién sabe.

He pasado unos días en mi casa coruñesa y allí, estoy segura, la brisa sí que era real. Lo sé porque allí cualquier cosa extravagante que suceda es real. En Madrid, en cambio, es más probablemente un sueño. Aquí nos tenemos que conformar con vivir la magia realista mientras hay lugares en el mundo cuyo día a día es realismo mágico.

Qué difícil es hacer realismo en Madrid. No hay donde hacerlo porque está todo ocupado con la magia realista. Esta mañana zapeando por la TDT me quedo un rato en Esmadridtv viendo a los satisfechos vecinos de La Dehesa de la Villa cuando les preguntan por lo mejor de su barrio. Lo mejor, según todos, es lo bien comunicado que está con los transportes: desde hace poco tienen metro y disponen de varias líneas de autobuses. Están muy orgullosos de lo bien que se comunican con el centro, por eso es genial vivir ahí. En fin, supongo que os habréis dado cuenta del absurdo. Si lo que hace genial vivir en tu barrio es la facilidad de escapar de él, entones es que vives en un lugar equivocado. En Madrid un piso es cuanto más caro cuanto más cerca esté de una boca de metro. La cercanía a una estación se especifica en los anuncios de compra-venta y alquiler junto al dato de los metros cuadrados. Imagino que para compensar el tamaño de las celdas en las que vivimos.

La magia realista consiste en vivir una ilusión del día a día donde todo está ordenado y parece perfecto, como el ejemplo que ponía de los vecinos de La Dehesa de la Villa. Es muy difícil romper el encantamiento. Tan difícil que yo no sé hacerlo, aunque lo intento.

Algunos consejos para hacer realismo en Madrid:

1. Conoce a tus vecinos y ponte de acuerdo con ellos para hacer algo en tu barrio. Por ejemplo: unas fiestas populares, mejorar una plaza, pintar una pared, cultivar un huerto urbano en un descampado.

2. ¿Qué grupo quieres ver en directo? Móntales tú un concierto. Da igual que sea la banda municipal, el cuarteto de cuerda de tu prima o el grupo de hardcore de un amigo. ¿El alquiler de las salas es muy caro? Cierto: monta el concierto en el salón de tu casa.

3. Haz una fiesta en un lugar inesperado. Arriesga en los límites de la legalidad.

4. Olvídate del dinero. Regala y cambia. Monta un mercadillo de trueque o dona los libros que ya has leído y no volverás a abrir. Abre tu wifi. Comparte música. Haz una exposición en la calle de los cuadros que pinta tu madre. Dile a la gente quién te gusta.

5. Vuelve a los fanzines. Edita libros. Escribe más desde el nosotros y menos desde el yo.

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