Crónica del hundimiento de la Sgae

Hundimiento de la Sgae

Aquel día de finales de los despreocupados años 90 en el que Teddy Bautista posó feliz delante de una carísima mesa de mezclas, de su propio estudio, en su propia casa —un exclusivo chalé en Boadilla del Monte— fue el preciso momento en el que para algunos creadores, que no podían vivir de su arte, la Sgae empezó a hacer aguas. Aunque fuera por un agujero milimétrico.

Bautista se había convertido en presidente de la Sgae con una candidatura continuista, habiendo sido vicepresidente. Le avalaba haber triplicado la recaudación y bajado el porcentaje de los gastos de gestión, es decir, la parte del pastel que retiene la entidad a cada autor por recaudarle sus derechos. Pero ya en 1995 los socios estaban fuertemente enfrentados y por entonces era Juan Antonio Bardem el que le reclamaba falta de transparencia sobre el dinero y los votos. Bautista había abierto de par en par a las editoriales musicales —las que representan los derechos de los autores, quedándose por ello un alto porcentaje del dinero que generan las obras— las puertas de la sociedad y les había acomodado los asientos en las juntas directivas. En términos económicos, la gestión del cantante de Los Canarios como recaudador fue meteórica, lo cual contentó a la gran mayoría, y le aseguró el sillón de presidente durante 16 años, hasta que fue detenido, un día de verano de 2011, por unos posibles delitos de apropiación indebida y administración fraudulenta, en la que fue conocida como Operación Saga, todavía sin juzgar.

Entre 2007 y 2011, los periódicos cubrían profusamente la guerra del canon digital, el conflicto a cara de perro que enfrentó a internautas contra Sgae debido a la tasa que esta empezó a cobrar a los soportes de información para compensar las pérdidas por la copia privada. En el campo de batalla se utilizaron estandartes como “putaSgae” y, como daño o victoria colateral, ganó terreno el ecosistema de licencias libres y lucha contra la rigidez del copyright. Fue una denuncia de la Asociación de Internautas, con el fallecido Víctor Domingo Prieto a la cabeza, ante la Fiscalía Anticorrupción la que destapó Saga y empañó, con mucho más poder que una foto casual, la imagen de la Sgae.