Dos gelocatiles que neutralizaron ciertos dolores también ayudaron -digo por intentar encontrarle una explicación mesurable, como, por ejemplo, lo que pesa un gramo de paracetamol- a convertir la segunda noche de Depeche Mode en espectacular. El lunes estuvo bien, pero el martes estuvo genial. Siempre dentro de los márgenes del ya no son lo que eran y bla bla bla. El primer día no lloré, el segundo sí. El primer día sonaba bajito, cansado, a bola, rebotando. El segundo fue rotundo, fuerte, vibrante, sólido. El primer día Martin Gore cantó One Caress -una de mis canciones favoritas- pero en el segundo hizo Dressed in Black, que no sólo es una canción que adoro sino que además no la había escuchado nunca en directo, y menos de los labios de su compositor en lugar de los de su intérprete. Me había cuidado bien de no ver ningún vídeo en YouTube de conciertos anteriores para no estropearme ese inédito Dressed in Black, pero ayer, cuando reconocí al fin los primeros acordes, se paró un poquito mi corazón, luego se acompasó con cada uno de los «again» para latir con más fuerza. Martin sostiene delicadamente el micro en una mano y dibuja las notas en el pentagrama imaginario con la otra. Avanza por el escenario como si cruzara un dormitorio. Down to the floor again, I’m begging for more again…
¿Y Gahan qué? No es que Gahan no sea fascinante. Podría hablar horas sobre él, especialmente sobre su manera de bailar, lo sexy que es, la oscuridad de su voz y su mirada… Pero soy martinista y prefiero escribir sobre lo que otros dejan de lado.
Shadows fall onto me as she stands there over me and waits to encompass me but I lay there helplessly, but oh, what can you do when she’s dressed in black? Lo único malo que puedo decir sobre el martes es que en lugar de Sister of Night Martin cantó Jezabel, una canción del último disco que, como en general todo el álbum, no me gusta. De acuerdo, no es lo único malo, deberían eliminar ese truñazo que es The truth is / Miles Away y comenzar el concierto a partir de la cuarta canción, es decir, obviar el último disco. Con el tiempo (si es que hay más tiempo por delante) pasará con SOTU como con Exciter, que en los repertorios de conciertos pareciera como si nunca hubiera existido.
Los conciertos de DM son tan rígidos que incluso se repiten los mismos gestos y bromas, como ver a Dave cantando la frase final Enjoy the silence a la pastilla de la guitarra de Martin y éste contestándole con una sonrisa. Pero afortunadamente a veces demuestran ser humanos y cometer errores, fallos que se convierten en detalles que sirven para diferenciar un concierto de otro, como el arranque por segunda vez de Personal Jesus en Valencia o el desenchufado (¿qué pasó con el cable?) no intencionado de Martin en Sister of Night el lunes:
¿De qué sirve 15.000 personas moviendo las manos a la vez?
Aunque es emocionante y bonito de ver, la respuesta es que no sirve para nada. Me explico: es un gesto obligado levantar los brazos y llevarlos de un lado a otro, todos coordinados, al final de Never let me down again. A pesar de que lo hago, personalmente me siento idiota. Es tan difícil conseguir movilizar a un puñado de personas para hacer algo útil que me resulta ridículo que 15.000 puedan hacer algo inútil.
Un esteta decadentista podría venir a pisotearme mis pequeños despuntes comunistas diciendo si acaso por no ser útil no es por ello más bello. Y ante eso, en fin, no tengo nada más que añadir. Tengo el corazón dividido.
El difícil arte de titular un concierto de Depeche Mode
Dice Alberto que nadie se fija tanto en los titulares como yo, que a la gente les da igual. Yo no lo creo: si les dieran igual no existirían. Sí, es verdad, hay alguno para el que no existen, como para por ejemplo forbidden08 quien en su blog que titula CRÍTICA CRÓNICA CONCIERTO DEPECHE MODE MADRID 16 DE NOVIEMBRE; poniendo mayúsculas ya dejó su impronta personal. No he conseguido leer ni un título bueno en estos tres pasados conciertos. Espero que la prensa catalana me dé alguna alegría este fin de semana. He reunido algunos ejemplos de sonoros fracasos: Depeche Mode: seducir sin despeinarse en Terra. El universo de los astronautas en Jenesaispop (lo dicen por los horribles visuales, que sean horribles es algo que añado yo, no ellos). En línea con la referencia al título del último disco, las páginas locales de El Mundo (Carlos Moral) hiperbólicamente titula: El universo se rinde a sus pies. Depeche Mode hace vibrar a más de 17.000 almas en Madrid, típico titular de agencia con verbo, información y un toque («almas») sutil relacionado con el grupo, es de Europa Press. Depeche Mode, como en casa, en ABC.es. Este es sin duda el peor de todos (premio también a la crónica más nefasta, de EFE) Depeche Mode, la devoción por el Lado Oscuro más rentable del techno-pop (¿por qué mayúsculas en Lado y Oscuro?). Depeche Mode desprende una progresiva conmoción electrónica en Gentedigital.es, este si que no soy capaz de entenderlo. Depeche Mode desenfunda muy tarde en Las Provincias (risas, muchas risas. Esta crónica merece ser leída ya que está escrita como si este concierto no formara parte de una gira, como si DM hubieran venido sólo para tocarles a ellos, y hacerlo fatal. Hay que considerar también el pie de foto «25 años después el tecno aún gobierna en Valencia»). Muzikalia se ha lucido con este no-titular: Recinto de Feria Valencia. Pabellón 5 que, si no fuera porque supongo que no es apropósito, me parecería una audacia de lo más industrial. Depeche Mode: una cuestión de fe, aquí Lainformacion.com se descuelga con todo un clásico, repetido probablemente mil veces pero, como es un medio joven, se lo perdonamos. Y, para terminar, un titular del que no tenemos la culpa porque es anterior a la gira ibérica, viene del concierto del 15 de octubre en Chile y dice así Depeche Mode: un osornino que gozó una vuelta por el universo, den las gracias a Héctor Ochoa Mardones, reportero ciudadano de El Vacanudo.