Yo pensaba que el jueves pasado había llegado a mi tope máximo de miedo con respecto al terrorismo. Pero no es así. Hace unos días escuché en la televisión que, estando amenzados los principales puntos de convergencia de transportes, se ponía como ejemplo el Intercambiado de Avenida de América, puerta de salida vial de Madrid al Corredor del Henares y A-2. Yo guardo mi coche en uno de sus sótanos y, desde ese día, cada vez que me aproximo a la cucaracha pienso catástrofes relacionadas con explosiones, bombas lapa, cinco pisos subterráneos que estallan, un poco esa vena a lo Roland Emmerich tremendista que saco. Pero esta mañana el temblor ha sido peor, al leer en elmundo.es que “El fiscal pide 143 años para dos etarras que planeaban matar a Barrionuevo y Matilde Fernández». Más abajo, en el desarrollo de la noticia, leo: “Los procesados también habían decidido “terminar con la vida de la concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid Matilde Fernández”, ex ministra de Asuntos Sociales, “mediante la colocación de un coche bomba en las inmediaciones de su domicilio“, pero el atentado no se produjo al no aparecer el vehículo de la edil por el lugar elegido para la acción”. Muchos lo sabéis, siempre hemos considerado a Matilde miembro honorífico del COVECABE porque vive en nuestra calle.
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El 20 de marzo es jornada de movilización contra la ocupación de Iraq.