El turno de las enfermeras

Centro de salud Angela Uriarte de Vallecas, Madrid. En la foto Arancha, enfermera, dando una vacuna a Alexia, una joven paciente de 12 anos. Foto: Olmo Calvo

Están agotadas. Han llegado a diciembre al límite de sus fuerzas. Muchas se han cogido a final de año las vacaciones que no pudieron disfrutar en verano, y las compañeras que están hoy sosteniendo la presión de la segunda ola están cubriendo esas ausencias con tenacidad. Las enfermeras y los enfermeros han desempeñado un papel protagonista en la trama del año 2020. Como una funesta anticipación, la OMS había declarado que este sería el año dedicado a su profesión. Se podría decir que la predicción de esta organización fue terriblemente acertada, pero por motivos diferentes a los que esperaban.

“La verdad es que este año ha sido triste”, cuenta la enfermera Concha Párraga, “y no solamente a nivel humano. A nivel profesional se ha quedado paralizado todo lo que pensábamos que íbamos a poder adelantar por ser el Año Internacional del Personal de Enfermería y de Partería” pero admite que “lo bueno entre comillas” de la pandemia de la COVID-19 ha sido haber sacado “lo mejor de todas las profesiones, y la enfermería ha dado el callo”. Concha, por sus propias patologías, ha estado exenta de tratar pacientes COVID pero eso no quiere decir que haya estado de lado. Desde su centro de salud Campo de la Paloma, en un barrio de Puente de Vallecas, al sureste de Madrid, esta enfermera lo mismo escribe una columna para el periódico gratuito del barrio, que publica videos en Twitter en los que recuerda a los niños cómo lavar las manos o visita colegios con su proyecto Teatro de la Salud, que comparte con una enfermera de otro centro, y para el que han creado un par de marionetas con las que enseñar a los más pequeños hábitos saludables. “Esto lo deberíamos hacer todas —explica— porque la enfermería de familia es también comunitaria. Yo no me pongo límites. ¡Cómo no voy a querer colaborar en un periódico si forma parte de mi profesión! Yo quiero trabajar en comunidad porque una frase de mi artículo puede ayudar a alguien, aunque no sepa quién es, cuál es su número de expediente ni pueda escribir en su historial clínico. Esto es la enfermería comunitaria”. 

La enfermería se divide en siete especialidades oficiales que son, además del campo familiar y comunitario en el que trabaja Concha Párraga, el obstétrico-ginecológico, el de salud mental, trabajo, geriátrico, pediátrico y el de los cuidados quirúrgicos. Pero todavía son pocas las promociones de enfermeras que se especializan, pues en España se implantaron en 2005 y las comunidades autónomas las fueron reconociendo a diferentes velocidades. La generación de Párraga se ha formado, en cambio, a fuerza de experiencia. Una de las grandes preocupaciones para los colegios profesionales es precisamente la falta de implantación de las especialidades. “Hay distintas competencias donde las enfermeras ya tenemos esa capacitación y sin embargo no se nos deja ejercerla”, dice Mar Rocha, del Colegio de Enfermería de Madrid, “tenemos muchas enfermeras que han hecho el EIR [Enfermero Interno Residente, como el MIR de los médicos] y que están trabajando en otro ámbito diferente para el que se han formado porque no hay puestos creados para que esas especialistas puedan dar esos cuidados a la población”.

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Publicado el 27 de diciembre de 2020 en eldiario.es. En la foto Arancha, enfermera, dando una vacuna a Alexia, una joven paciente de 12 años. Foto de Olmo Calvo.