El Ayuntamiento de Madrid, en un segundo round consecutivo en manos de Almeida, vuelve a las viejas costumbres de elegir a dedo la dirección artística de un centro de arte y creación cultural. El primero de la temporada ha sido Matadero, cuya anterior directora Rosa Ferré, llegó allí gracias a un concurso público.
Ni siquiera nos lo contaron: nos enteramos porque el contrato estaba en el portal de contratación del Estado. Y así vimos que el periodista José Luis Ramos Romo (estuvo 10 años en El Mundo, luego fue asesor para el Área de Cultura del Ayuntamiento y durante un año director general de Programa y Actividades Culturales) es el nuevo director creativo del centro. Según el pliego del contrato, José Luis Ramos Romo es «la única persona que tiene las facultades y derechos necesarios para la realización de la misma”.
Yo apenas le conozco, tengo que admitir. Pero aún así me cuesta creer que sea «la única persona» capaz de dirigir Matadero Madrid.
Cuando era asesor, sabía quién era porque venía del periodismo. Este año, en primavera, coincidimos ambos siendo jurado en el concurso Villa de Madrid. Espero conocerle mejor, a partir de ahora. No obstante, en esta columna de opinión hago mis objeciones a esta tipo de método para elegir una dirección artística. Como decía César Antonio Molina, puede que con el dedo elijas bien, pero es poco democrático.
Por cierto, que veníamos de esto en Matadero (un centro sin dirección artística desde enero): Madrid Destino Cultura Turismo y Negocio SA, el incómodo documental sobre el trabajo cultural que la Cineteca de Matadero prefiere no programar.