Errar es divino

Me equivoqué aterrándome ante la idea de cumplir 29 años: sin haber planificado nada, todo en estas horas parece conjurarse para hacerme sentir bien por haber llegado hasta este punto, por ser hoy quien soy arrastrando lo que fui y esperando con sorpresa y emoción lo que vendrá, y no con humillación indignada (el tiempo que se escapa, lo que ya no cabe en ese tiempo, la suerte de un destino imprevisto…). No descarto que esto que siento hoy sea una borrachera emocional y mañana regrese la resaca del pesimismo: si tuviese que soplar unas velas desearía con fuerza que durase, que durase algo más. Mi madre me parió a cinco minutos del sitio en el que ahora vivo, en la Clínica San Camilo de la calle Juan Bravo de Madrid, pasadas la una del mediodía y diez meses después de la concepción propiamente dicha. A esa misma hora, hoy, en una acto hermoso, mi madre me ha telefoneado para anunciarme que oficialmente acababa de nacer, un año más. Creo que los actos de celebración comenzaron antesdeayer por la noche, aprendiendo a cocinar hervido (una casera receta valenciana) en casa de Fluzo. Ayer, ya víspera, me sentía nerviosa. Por la noche fuimos al Fiestón Yoyó Industrias para ver a unos decepcionantes (truño) The Secret Society (entrevistados por Carmona y Caballero en el número de Go de abril) y a unos maravillosos, enérgicos, afilados (ya soy fans) Veracruz. Me llevé el setlist de Adrián (Rafa Skam se apresuró a robarse él el de Marc) y Aldo esta mañana me ha sorprendido regalándome el CD, que estaba ayer a la venta. Decía que los actos comenzaron ayer gracias a la invitación de Carolink (¡GRACIAS!) para ver Starsky » Hutch, de la cual espero hablar más y mejor mas tarde. Me puso de un humor lindísimo, aprendí todas las enseñanzas de esa película, del principio al fin. Me alegré mucho de que Carolina quisiera retardar la vuelta a casa y se viniera al concierto (ya sabéis, tiene personajitos en casa que la arrastran para Alcalá; entre sus personajitos y yo nos peleamos por ella y… ¡a veces gano yo!). Ella me regaló (¡se adelantó a las doce!) «24 hours party people». Veracruz brutal, eso ya lo he dicho. Entre en 17 de abril en la penúltima canción antes del bis, «Leopoldo» (dedicada a uno de los posibles nombres del inminente hijo de Borja » Diana). Estuvimos con Mamen y Joan y hubo un momento grande de emoción y saltos en el que todos bailamos cuando pincharon «House of jealous lovers». Después Aldo y yo nos fuimos al Barbarella, donde lo pasamos divertido hablando con Roberto, nos encontramos a mucha gente, saludos y besos, conocí caras nuevas, nombres nuevos, y nos fuimos a dormir, con algunas cervezas en el cuerpo, no muchas. Esta mañana me despertó (¡traición!) Juanjo el Rápido a las 9:45. Luego vino, desayunamos y me regaló, entre otras cosas, tebeos de El Hombre de Bronce, una pegatina de concursante de Manolo de Cádiz en Pasapalabra y una -hermosa hermosa- carta del Pabellón Chino (Pavilhao Chines, Rúa D. Pedro V, 89, Lisboa, el sitio donde, cada tarde de mi vida, iría a tomar allí mis chás).

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Después quedé con Víctor Puik, tras elegir unas gafas para él en mi óptica favorita, y nos tomamos un largo y grato aperitivo de barrio en la marisquería Luis. ¡Aldo me regaló muchos discos! Muchas canciones de Morrissey. Las más bonitas, mis preferidas. En sus singles originales. ¡Y también Colder! Y entonces llegó el momento de abrir un paquete largamente esperado y contemplado, ¡¡directamente desde Buenos Aires!! Emoción emoción. Y muchos nervios. No me da tiempo a escribir más. Tengo que irme. Espero hacer mutar y reescribir este post apresurado por la noche. Esta noche concierto de Thee Tumbitas!!!