El primer comunicado público de SEDA, la nueva sociedad de gestión de derechos de autores musicales que se presenta como alternativa a la SGAE, comenzó con un traspiés. “Estaba mal redactado”, admite Patacho Recio, exguitarrista de Glutamato YeYé y primer presidente de la Sociedad Española de Derechos de Autor (SEDA). No todo, claro, pero sí un detalle muy importante: el comunicado expresaba literalmente que SEDA había sido aceptada “como miembro provisional de la CISAC”, la confederación internacional de organizaciones de gestión colectiva de derechos, cuyo respaldo es una garantía de transparencia en todo el mundo. De hecho, CISAC ha decidido prolongar durante otro año la expulsión de la SGAE debido a las irregularidades que la entidad aún no ha conseguido subsanar, lo cual es un golpe a la reputación de la entidad.
Un portavoz de la CISAC ha desmentido que SEDA hubiera sido admitida, ya que todavía no cuenta con la licencia para operar que debe otorgarle el Ministerio de Cultura. La sociedad está legalmente constituida pero, sin licencia, no va a ningún lado. la crisis del coronavirus y el consiguiente estado de alarma le han pasado por encima como una apisonadora, paralizando los planes y congelando los plazos que habían previsto.
El Ministerio de Cultura ha informado a este diario que la fecha en la que SEDA solicitó la consesión de autorización para operar, en los márgenes estipulados por la Ley de Propiedad Intelectual, es del 19 de mayo. Pero para SEDA el proceso empezó mucho antes: con una solicitud en diciembre de 2019, unas subsanaciones en enero, una nueva petición el 12 de marzo y una subsanación final de un asunto importante: cómo se van a gestionar los derechos de los socios en el extranjero, algo que han solventado con un acuerdo con la sociedad francesa SACEM.