La dificultad de saltarse a los intermediarios en la industria musical

Mi sello Autoreverse edita un disco al año. A mí me gustaría sacar al menos dos, pero el sello lo llevo yo sola y el operativo y el dinero no da para más. En 2009 salió Who cares? de Ankitoner Metamars y en 2010 El hombre sentimental de Comando Suzie, que es el disco que estoy trabajando y mimando en estos momentos. No es un secreto que en 2011 pretendo sacar los discos de debut de Aldo Linares y Vadim Tudor, además de algún vinilo y alguna edición digital. Veremos si lo consigo.

En los 11 años de vida del sello me he tenido que enfrentar a múltiples problemas de distribución, pero no os quiero hablar del pasado sino del presente.

El hombre sentimental está editado en CD, por lo cual hay que pensar en la distribución física. Pero también se compone de audios que pueden distribuirse de manera digital.

-De cara a llegar al mayor número de tiendas de discos posibles, primero hablé con Gerardo Cartón de PIAS y le pregunté si estarían interesados en distribuir un disco. Gerardo, con la honestidad y simpatía que aprecio, me dijo que ya no hacían eso, que la situación de la industria musical les pedía trabajar artistas, no discos. Si quería hacerle una propuesta de un artista, adelante. Le di la razón pero no le hablé de Comando Suzie porque la parte bonita la quería reservar para mí, que para eso tengo un sello.

El hombre sentimental llega de fábrica

La siguiente opción fue Everlasting. Tras comentarlo con Mark Kitcatt, el jefe, y pasarle un avance del disco unos meses antes de su lanzamiento, me dijo que quizá sí y que lo hablara con Jorge Navarro. A Jorge le conozco desde hace muchos años, es una de esas personas que siempre ha estado ahí, siempre en la música y siempre en Everlasting, aunque ahora con una mayor responsabilidad. Tras un lento proceso de intercambio de emails, Jorge me ofreció lo siguiente:

– Al disco había que ponerle código de barras (deliberadamente yo no quise ponerle código de barras al disco, contando con que si surgía la oportunidad de vender en la FNAC, ya le pegaría una etiqueta en el plástico). Ellos me darían un código (muy bien, porque darse de alta para crear códigos de barras es algo muy complicado, mejor si alguien te hace uno) pero yo tendría que imprimir las pegatinas y pegarlas. Me pareció lógico y acepté.

– Trabaríamos en depósito. Ellos me dirían cada mes cuánto se ha vendido y yo emitiría una factura a pagar a 60 días. Pero a los 60 días sólo me pagarían el 50% de lo facturado, ya que el otro 50% lo retiene la distribuidora para cubrirse las espaldas de posibles devoluciones. (Sí, las tiendas son así, especialmente la FNAC, que es capaz de comprar 100 y devolver 90 tres meses después). Jorge admitió que estas condiciones eran «leoninas», pero con los tiempos que corren las cosas son así. Le di la razón a lo de la fiereza del león y, aún así, acepté.

– Everlasting realiza también venta digital pero, como este disco se había editado con licencia Creative Commons, «no merecía la pena». Yo en ese momento quise explicarle a Jorge la diferencia entre libre y gratis, pero no lo hice porque pensé en asumir por mi cuenta la venta digital. Yo el disco de Comando Suzie lo vendo, así que no es gratis. Pero su licencia permite compartirlo libremente, lo cual no quiere decir que yo no pueda seguir vendiéndolo. Alguno de vosotros dirá ¿quién va a querer pagar por algo que puede conseguir legalmente gratis? Aquel que quiera apoyar económicamente una música que le gusta, aquel que quiera los archivos en una mayor calidad de audio o aquel que sólo quiera escucharlo (en ese caso, el precio es el de la publicidad que te comes en Spotify) y no descargarlo. Por otro lado, el intercambio de archivos sin ánimo de lucro es legal, da igual qué licencia le ponga al disco que todos vamos a seguir haciéndolo. Lo cual a mí me parece bien.

– Por último, y antes de llegar a fijar el precio de distribución (que yo calculaba ya en unos 3 euros), Jorge me comunicó que el trato era imposible ya que yo ya estaba vendiendo a algunas tiendas directamente. Las tiendas a las que vendo son seis, son pequeñas tiendas de discos que yo llamo de autor y en las que, en tres de los casos, tengo muy buena relación con los dueños. Son tiendas en las que me conocen, a mí y a mis discos, a mis grupos. Yo necesito una distribuidora para llegar donde no me conocen, no donde ya estoy. Por lo tanto, aquí se cerró la vía de una posible distribución a otra escala.

Llegada de fábrica de los discos de Grado 33– Volvamos a la distribución digital. Lo primero que intenté fue colocar los discos de Autoreverse en Spotify pero, como demuestra este artículo que escribí, es absolutamente imposible para un sello independiente hacerlo si no es a través de un agregador: un intermediario al que has de pagar. En una conversación con Lutz Emmerich, representante de Spotify en España, él me dijo que investigara bien en la lista de agregadores que ofrecía Spotify ya que alguno no cobraba. Así que eso hice, pero no encontré ninguno. Los que no cobraban por anticipado, lo hacían compartiendo los beneficios de la distribución digital.

– Mientras realizaba las investigaciones del punto anterior, solicité a iTunes Store que me abrieran la puerta para vender mis discos en su tienda. El 20 de septiembre recibí un email denegándome esa posibilidad y remitiéndome, al igual que Spotify, al intermediador: el agregador. No es la primera vez que solicitaba esto a Apple. En 2005 también lo hice, a lo que me contestó personalmente Claudia Kattán, Marcorm Manager de Apple Computer España. Ella me dijo que pasaba mi solicitud a Paco Lara, quien me ayudaría en todo lo que precisara. Jamás supe nada de Paco Lara o iTunes Store. Cinco años después, el email que recibo en esta ocasión es una respuesta automática en inglés: «After careful consideration of your application, we believe that the most efficient way to get your content up on iTunes in a timely fashion would be for you to deliver the content through one of the several digital service providers with whom we currently work». Y una lista de agregadores, marcados con asterisco aquellos que son «conocidos por aceptar sellos independientes». La lista está dividida por continentes. Entre los que están basados en Europa hay dos que son exclusivamente españoles y otros dos que trabajan el mercado español, siendo de fuera.

– Las dos opciones españolas las desestimo. Una es La Cúpula House of Music. Durante la elaboración del reportaje sobre el streaming todo resultó muy oscuro con ellos, por lo que no me gustaron. La otra opción es Portal Latino, una empresa de la SDAE/SGAE, motivo por el cual también quedan desestimados.

– El siguiente paso es contactar con empresas internacionales. Tacho todas las que cobran por adelantado: no estoy dispuesta a pagar para ceder la explotación digital de los discos de Autoreverse. La lista se reduce a tres: Zebralution, The Orchard y Believe. The Orchard tiene un formulario en su web que no funciona, por lo que les escribo un email el 2 de septiembre. Sin respuesta. Zebralution detalla en su web la información que necesitan para valorar si les interesa o no la oferta del sello. Les escribo respondiendo punto por punto, también el 2 de septiembre. Sin respuesta.

– Believe es la única empresa de la que he recibido contestación. Se trata de una compañía londinense cuyo label manager, Victor Conradsson, me ha escrito personalmente con unas cuantas preguntas sobre qué proyecciones internacionales les auguro a mis grupos, si van a realizar giras y si espero que triunfen más allá de los mercados latinos. Me envía unos documentos marketinianos que cantan las excelencias de su empresa. He contestado sus preguntas y veremos qué pasa.

– ¿Qué otras opciones existen? A mí me gusta la londinense Last.fm, a pesar de que desde que se vendieron a la estadounidense CBS han perdido chispa y muchos trabajadores por el camino, debido a los recortes impuestos por CBS. Para recordar gastos, Last.fm canceló la opción de escuchar canciones on-demand, que eran las que más dinero nos reportaban. Last.fm genera ganancias mediante su programa de royalties por las radios de artistas, siendo Lost Balance el grupo que mejor funciona de Autoreverse, a años luz de los demás. En el Q2 de 2010, Autoreverse ha conseguido 34.466 streams (escuchas) lo que se traslada a un revenue (ganancia) de 13,78 euros. ¿Qué sería lo ideal? Que Last.fm, que no cobra nada por subir las canciones a su sistema, funcionara como agregador para Spotify. Imagino las dificultades: los otros agregadores se les echarían encima por estropearles el negocio; en un principio Spotify y Last.fm eran competidores, una carrera muy cara de la que Last.fm se descolgó, buscando un lugar como scrobbler en lugar de como servidor, es decir, Last.fm busca abaratar los costes de su negocio posicionandose como red, en lugar de como el alimento de la red. Por eso, lo que escuches en Spotify puede hacer scrobbling a tu cuenta de Last.fm.

– ¿Qué más? Hace un tiempo me registré en 7digital indiestore. Cuando empezaba a subir el catálogo recibí el aviso de que chapaban el negocio el 20 de septiembre, recomendando dos opciones para traspasar lo subido a 7digital: Bandcamp y CD Baby. Bandcamp es una opción interesante para seguir moviendo los discos de Autoreverse, pero no vale para llegar a Spotify y iTunes Store, que es el principal objetivo ahora para Comando Suzie. CD Baby sí, pero volvemos a mi premisa anterior: no pagar por ceder mis discos. CD Baby es el agregador más caro: 35.7 euros por registro, aunque la quiebra de 7digital proporcionaba un descuento, redondeando la inscripción en 30 euros. Además, se quedan con un 9% del revenue de cada canción.

¿Conclusión? Poco ha cambiado en la industria musical si quieres ganar algo de dinero (al menos, cubrir los gastos de la fábrica, que vienen a ser unos 1.100 euros por 500 discos) para un sello independiente, pues los agentes que consiguen llegar al público general (Spotify, iTunes Store, FNAC) te van a seguir imponiendo al intermediario de siempre (para los discos físicos, la distribuidora; para los digitales, el agregador). Sí, habrá algunos puestos de trabajo más, pero la música seguirá llegando innecesariamente más cara al comprador final. Yo quiero dar trabajo (o compartir mis ingresos) a alguien que haga algo que yo no pueda o no sepa hacer, ¿pero para qué a alguien que hace lo que yo ya puedo hacer?

Los discos de Autoreverse se venden en mi mail order (Comando Suzie a 9 euros más gastos de envío, el doble CD+DVD de Lost Balance por 3 euros) y en las tiendas de discos de confianza (donde El hombre sentimental está en torno a los diez euros). Espero que próximamente pueda contaros que estamos también en las tiendas digitales, compartiendo ingresos con el agregador más justo que acepte mi catálogo.

Actualización 27 de octubre: La publicación de este post ha provocado dos reacciones, además de los comentarios. Una por parte de Everlasting, y otra de La Cúpula House of Music. Desde Everlasting me han escrito muy enfadados por haber revelado información confidencial. Tal y como les dije, en ningún momento pensé que las condiciones que me ofrecían tuviera que mantenerlas en secreto. También les preocupa que no sea capaz de entender que su trabajo con los sellos requiera exclusividad. Claro que puedo entenderlo, pero yo escribo esto desde mi punto de vista, no desde un punto de vista onmisciente. Ellos tienen sus propios dificultades, yo cuento las mías.

También recibí un email de uno de los fundadores, y director, de La Cúpula, con quien me había intercambiado unos emails en febrero de este año. Él estaba preocupado por ese adjetivo que usé, «oscuro». Tal y como le he dicho a él, en realidad «opaco» hubiera sido más preciso. Pero se me ocurrió después. En cualquier caso, su email era largo, abierto y agradable, poniéndose a disposición para aclarar cualquier oscuridad que encontrara en su funcionamiento. También me explicó que la motivación para abrir su empresa fue encontrarse con el mismo problema al que yo me enfrento ahora.

Ahora bien ¿qué hacer? Believe, poco impresionada por las predicciones de ventas de Autoreverse, no ha vuelto a contestarme. La Cúpula me ofrece sus servicios, para los que he de pagar 0.75 euros por subir la canción a su sistema y otros 0.75 euros cuando quiera incorporar esa canción a un servicio. Es decir, que poner a vuestra disposición El hombre sentimental de Comando Suzie en Spotify nos costaría 15 euros. ¿Lo hacemos?