S?, ese tema. Escribe Carmen Mart?n Gaite: ?Una mujer no conseguir? su libertad mientras no la busque en lo suyo, en lo que tiene entre las manos. Todo lo dem?s ser? desplazamiento, evasi?n. (?) Pero nada de esto ser? aut?ntido ?y es lo que suele pasar- si el quehacer es inventado como adorno de la propia persona (?) tan s?lo para sentirse revalorizadas como hembras, como presa a?n m?s deseable. (?) Una persona no tiene que darse a valer. Tiene que hacer bien las cosas que hace, tiene que hacerlas de verdad, entregarse a lo que haga. Tiene que hacer algo, no fingir que lo est? haciendo. Y ?sta suele ser la oscura ra?z de la insatisfacci?n femenina, incluso en las mujeres aparentemente m?s activas, m?s extrovertidas. Se han ido a otro lado de m?s ruido y luz a buscar la moneda perdida, no han sabido hacer frente al problema que ten?an en el sitio oscuro, y tienen continuamente conciencia de su labor vac?a, falsa, puesta al servicio de un puro anhelo personal tan insatisfecho ahora como antes. Por eso alimentan cada vez mayor resentimiento, saben que fingen estar haciendo algo que no logra interesarlas y se preguntan con angustia, redoblados su incomprensi?n interna y su caos: «?Qu? es lo que pinto yo aqu?, en esta oficina, en este sanatorio, en esta biblioteca?» Una mujer debe tomar concincia de que no sabe qu? hacer con su libertad, cuando esto le ocurra. Saberlo, para asombrarse y arreglarlo. No enga?arse. Preguntarse por qu?. No avergonzarse de ello. (…) Y el pensar sobre ello inteligentemente es ya mucho m?s de lo que se puede hacer. Desde dentro y en la mayor parte de los casos se ver? que la libertad se puede conseguir sin encender hogueras ni dar m?tines. Libertad es pensamiento, soledad. Y ?ste se puede poner en pr?ctica a lo largo de los quehaceres m?s grises y cotidianos. (…) Pero casi nadie sabe lo que dice al decir que desea libertad. Generalmente se desea imitar la figura que componen otros, cuyo comportamiento hemos tachado casi siempre gratuitamente con rencor de libre. En esto estriba todo, en el rencor de la libertad. Dice Ortega: «(…) Vivir es sentirse perdidos y las ?nicas ideas verdaderas son las de los n?ufragos. El que no se siente de verdad perdido, se pierde inexorablemente» («La rebeli?n de las masas»)». Carmen Mart?n Gaite en «Cuadernos de Todo», p?gs. 46-47. Bajo esto, ya no tengo mucho que a?adir. Ojal? lo hubiera escrito yo, pero como ya est? hecho, s?lo cito, pues expresa muchos de mis miedos y preocupaciones ?ltimos. Las negritas son m?as.