La sangre verdadera es la sangre de vampiro

Alan Ball, creador de ‘A dos metros bajo tierra’, se convierte en líder de una revolución cultural y social que obliga a las criaturas de la noche a salir del armario mediante su serie ‘True blood’

«Los vampiros son parte vibrante y activa de este país y de tu comunidad. Es hora de que se les devuelvan sus derechos humanos y salgan de la oscuridad». Así clama el manifiesto de la American Vampire League, una sociedad creada para salvaguardar el bienestar de los vampiros que salen del armario.

«Hay que erradicar el miedo y el odio hacia los vampiros» dice Nan Flanagan, directora general de la AVL (a los que también puedes contactar en Facebook). No solo su organización está dispuesta a ello. Alan Ball también. El que un día enterró a nuestros muertos en A dos metros bajo tierra, hoy los desentierra en True blood cada semana, intentando convencer a la sociedad americana de que algunos no son tan malos. Otros sí. En cualquier caso, hay que conocerlos porque están ahí.

Gracias al outing vampírico, también conocido como La Gran Revelación, muchos humanos se han visto tentados a relacionarse con estas criaturas de la noche de una manera que va más allá del miedo: el sexo. Es difícil tener relaciones seguras en estos tiempos, por lo que la agencia de relaciones Lovebitten empareja humanos sanos con vampiros no asesinos. «Fue fascinante intentar conocer a un vampiro, pero la escena me intimidaba. Ahora tengo a Sebastian y no podría estar más aterrada», agradece Mindy, de 26. Sebastian tiene 211 años y también está contento de la intimidad que comparte con Mindy.

«Sangre. Siempre es la sangre», decía el vampiro William the Bloody, más conocido como Spike. Esa insaciable necesidad ha obligado a los vampiros a vivir ocultos durante siglos, limitando sus relaciones humanas a la extración de esa poderosa ambrosía del torrente sanguíneo de sus víctimas. Desde que una empresa japonesa ha conseguido sintetizar sangre artificial comercializada bajo el nombre de Tru Blood, lóngevas criaturas como Bill Compton (173) han vuelto a su ciudad de origen para integrarse de nuevo en la comunidad. En su caso, hablamos del pequeño pueblo sureño Bon Temps donde no están muy acostumbrados a recibir a los hijos y hermanos de Drácula.

Tru Blood se consume incluso en los bares, en los 7Eleven, en los grandes supermercados. Y como no toda la sangre sabe igual, hay un tipo para cada persona (o mejor, cada vampiro). A Bill Compton, el protagonista no-muerto de True blood, lo que le gusta es el O, la más fuerte de todas. Tipo A eran Oscar Wilde y Jean Genet, nos recuerda la web del producto. Así que si eres un chupasangres con adicción a la literatura perversa, decadentista u homosexual, prueba un chupito del tipo A. Eso sí, HBO te recomienda el consumo responsable.

Sookie, una chica muy especial con ciertos poderes telepáticos, vive en Bon Temps y sabe juzgar a los vampiros no porque sean criaturas del mal, sino por su propia personalidad. Pero no todo el mundo es así, pues Estados Unidos es un país que tiende a obcecarse con aquello a lo que teme. Por eso no es extraño que algunos se hayan agrupado en los Fellowship of the Sun (el sol es algo para lo que los vampiros aún no tienen cura). Para ellos, las criaturas con colmillos son un enfermedad a erradicar.

Aunque Estados Unidos es el país más preocupado por ahora en la infección vampírica, eso no quiere decir que no estén entre nosotros también en España. True blood se emite semanalmente en la cadena por cable HBO. Tan sólo un día después de la emisión del segundo capítulo, el canal firmó la renovación por una segunda temporada. Hasta hoy, siete episodios de la serie basada en el libros de Charlaine Harris Muerto hasta el anochecer.

CC. Elena Cabrera. Publicado en ADN.es