La SGAE, al borde de la ruina

Corrupción, malversación, luchas intestinas, juicios abiertos, un encadenamiento de presidencias que duran un respiro, megalómanas inversiones fracasadas, el papel del malo de la película y, por si todo fuera poco, el profundo impacto de la crisis del coronavirus en los autores. “A esta entidad le quedan meses de vida, la situación es límite”, expresan fuentes internas. La SGAE y en particular su nuevo presidente, Antonio Onetti, no va a poder afrontar su continuidad sin adoptar medidas drásticas, debido a la radical bajada de ingresos consecuencia del confinamiento que se suma a la situación que acarrea. Estas medidas están siendo estudiadas en estos días por la Junta Directiva y pretenden evitar lo que desde dentro han denominado como “cercano a la bancarrota”:

Técnicamente, la bancarrota no es posible en la SGAE pues existe un mecanismo legal para evitarla: reducir el reparto a los socios, aumentando la parte de la recaudación que se queda la casa; este es el conocido como descuento de la administración, que actualmente está en un 15%. Este porcentaje puede variarse en cualquier momento si la situación financiera lo requiere y, de esa manera, retener el reparto y recapitalizar la sociedad. ¿Cuál es la consecuencia? Que esta medida obviamente no gusta a los socios y la SGAE cuenta con el riesgo de abandono de los músicos que más dinero generan, los cuáles podrían irse a entidades extranjeras, como ya hicieron Julio Iglesias o José Luis Perales.

El guionista Antonio Onetti, hasta ahora vicepresidente del colegio audiovisual, ha sido elegido presidente por la Junta Directiva este 30 de abril, después de quince días de interinidad de Fermín Cabal, en quien recayó el puesto por ser la persona de más edad de la junta, tras la moción de censura interpuesta por 22 personas contra Pilar Jurado. En estas dos semanas, se han producido cambios en la composición de la junta y, sobre todo, del Consejo de Gobierno, retirando de los asientos de poder a personas presuntamente favorecedoras de los mecanismos de “la rueda”, según explican diversas fuentes conocedoras de la casa autoral. A pesar de ello, Onetti se enfrenta a una de las presidencias más complicadas ya que debe cumplir con los requisitos de saneamiento ético y financiero, transparencia y equidad que le exige el Ministerio de Cultura para no retirarle la licencia y la confederación internacional Cisac para readmitirla en su organización. Y tendrá que hacerlo con un presupuesto desgarrado.

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