Las horas

Paso tantas horas aquí sentada, en esta misma silla, frente a esta misma pantalla, con los codos sobre esta misma mesa, alumbrada por esta misma bombilla, presionando las teclas de este mismo teclado roto, que debería aprender a escribir.

El teclado es nuevo pero ya le han roto las pequeñas patas que le sirven de soporte para que no sea plano, así que se tambalea y, al pulsar alguna letra, parece que no hay fondo, como cuando despierto en la cama creyendo que me hundo.

Tantas horas aquí, haciendo nada.