Estos días en los que el invierno hace un amago de no querer irse son perfectos para limpiar el cabecero de la cama con Sidol (y una taza de infusión al lado, ojo no confundir con el frasco de limpiador al llevar a la boca) o bien para leer libros de esos que están cortados a trocitos y no es necesario hacerlo de un tirón, no vaya a ser que el tiempo mejor repentinamente (y con una taza de infusión al lado).
En este sentido, tengo tres en mi cabecera (es un decir, en realidad, repartidos por la casa). Uno es el Libro de Huelgas, revueltas y revoluciones, del que escribí en mi último suspiro en ADN.es y que se va a presentar este jueves en el Hotel Kafka de Madrid.
Otro es Trayecto, la recopilación de reseñas de literatura española escritas por Ignacio Echevarría (un gran regalo de mi hermana por Navidad) y, por último, esa cosa bruta y bella que es el blog Imbécil y desnudo de Rubén Lardín hecho papel. Hace unas semanas lo presentaron en Madrid pero no pude ir, para los que tampoco pudieran acudir y tengan curiosidad por verlo, pego los youtubes aquí abajo. Adolece del aburrido y a menudo insoportable corset de los actos que se celebran en la Fnac pero siempre es bueno ver a amigos en campo enemigo.