“Estigmatizar la enfermedad mental es algo propio de siglos oscuros e ignorantes”, ha publicado en Twitter la periodista Ana Ruiz Echauri. “Muchas de las personas que he conocido han pasado por experiencias semejantes. Es algo de lo que no se habla porque somos cobardes”, ha dicho en la misma red la escritora Noelia Pena. “Estigma, prejuicios y orgullito (pero del malo) porque ‘no me va a decir nada que no sepa’”, ha tuiteado ‘el Nega’ del grupo Chikos del Maíz, sobre la opinión pública ante la consulta psicológica. El pasado miércoles, las redes sociales vivieron una apertura de la intimidad de muchas personas que quisieron llamar la atención sobre el silencio que se cierne ante las enfermedades de salud mental, utilizando el hashtag #YoTambienVoyAlMédico.
Este #MeToo de la atención psiquiátrica es una reacción al sonoro comentario del diputado del Partido Popular por Huelva, Carmelo Romero, quien gritó «¡Vete al médico!» tras la intervención de Íñigo Errejón, el cual pidió una actualización de la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud, que tiene diez años de antigüedad. El Presidente del Gobierno le contestó que hay una nueva estrategia en desarrollo que viene de la mano de 2,5 millones de euros en los Presupuestos Generales.
Nel Zapico, presidente de la Confederación de Salud Mental de España, participa en el comité redactor de esta estrategia recalca que ese dinero solo es para dar a conocer la estrategia: “no tiene nada que ver con la inversión que necesita la salud mental, que es muchísimo más grande”. La morbilidad (cantidad de personas que enferman) de la salud mental supone un 20% de los gastos de la sanidad en España y, sin embargo, los recursos destinados a ella no llegan al 6%, “por lo que habría que subir si no al 20, al menos al 15%”, señala Zapico, “para atender a la gente adecuadamente”. Zapico estima que la Estrategia estará lista para ser publicada a lo largo de este año.