Ocurrió lo inevitable

Porque, ya lo dice The Onion, «Clinton también se busca en Google». Con Checht lo hablamos más de una vez, ¿quién no quiere saber lo que otros escriben sobre ti? Y a veces, más de un disgusto nos cuesta aunque también inesperadas sorpresas. Dos ejemplos de lo segundo (que lo primero mejor no meneallo): (1) Gemma y yo nos pusimos al día de nuestras vidas gracias al rastreo mútuo. (2) Consigo interpretar la referencia de un sueño gracias a una persona con la que el azar me ha llevado a no compartir vivencias -simultáneamente- pero sí lugares comunes. Y decía que antes o después tenía que materializarse el mayor temor de cada blogger, ya lo hemos hablado off y online: ser descubierto por tu propia familia. No era tan difícil, es verdad, sólo era necesaria la chispa de la casualidad o la curiosidad. El sumatorio de «Sigfredo» y «Cabrera» en el buscador inteligente da por resultado un «Elena no va a tener suerte» y ah? se planta, ouch, suculento, el enlace a este «The Last Dance». Y así tenemos a Sigfredo, mi hermano, leyendo ayer el post titulado «Lejana y sola» y enterándose de esta manera que «yo en realidad prefería una Vespino». Así que: ¡hola Sigfri! (saludad). Y, como puede darse el caso de que algún cliente de mi hermano le busque por la red y acabe llegando hasta aquí, me gustaría decir unas palabras:

Que de las burradas de su hermana peque?a no se responsabiliza nadie más que ella. Que la desorganización desastrosa no es un gen dominante, y que si en mi caso sí se ha manifestado, en el suyo es justo el contrario (heredado en línea directa de nuestro padre). Que aunque no conozca bien su ramaje, estoy segura de que mi hermano es el mejor profesional de su rama. Cómprele a él toda la hidráulica, quedará más que satisfecho.
Digamos que estoy nerviosa pero no aterrada. Sigfri se lo ha tomado bien (esto es que no ha leído aún mis debates y razonamientos pornógafos ni ha visto el famoso flyer) y además le he pedido que no se asuste encuentre lo que encuentre ya que ni la realidad es del todo real ni la ficción tan inverosímil. Por último, y como dice Anthony Blake, también le he aconsejado que «recuerden que todo lo que han visto ha sido producto de su imaginación».