Pan con Nocilla

Es difícil abarcarlo todo y blablablá. Tiene cierta gracia que la frase esta nos la dicen más de lo que la decimos. Pero nos la dicen con tono condescendiente, con el tono de que nos comprenden, con el tono ese de que saben lo que nos dicen porque a ellos también les pasa. Así que podrían decírselo a ellos mismos. Es decir, me lo podría decir a mí misma: es dífcil abarcarlo todo. Pero no va a ser así. No me lo digo porque yo lo quiero todo.

Yo quiero tener un sello, quiero ir a los debates que me invitan, quiero escribir todos los artículos que me encargan, quiero hacer propeustas a todos los medios que me entreabren sus puertas, quiero quedar con todo el mundo al que le digo de quedar y quiero escribir todos esos emails pendientes. También quiero charlar con mi novio mientras tomamos el desayuno y jugar con mi hija a que somos robots a la hora en la que debería hacer la comida. Que todo va a salir medio mal ya lo sé yo antes de que venga aquel a decirme que no lo puedo abarcar todo y blablablá.

Me quedo con la sensación de que no hago las cosas más importantes sino las que parece que son más urgentes. Y las hago mal. Y blablablá.

Ayer hablé con un hombre a quien su empresa le debe más de 120.000 euros. No ha cobrado dos nóminas ni multitud de horas extras. Por supuesto, ha perdido el piso al dejar de pagar la hipoteca. Su suegra se fue a otro sitio y les dejó su casa para vivir. Hace un año que dejó de pagar las letras del coche y está esperando que se lo embarguen en cualquier momento. La empresa le tiene en casa, ni le paga ni le despide. Ha denunciado todo lo denunciable. Antes compraba cada día dos barras de pan, ahora ninguna. Su hija de cuatro años le pidió el otro día un bocadillo de Nocilla para merendar. Es más triste que lo del piso y lo del coche tener que decirle a tu hija de cuatro años que no hay ni pan ni Nocilla.