Un alto cargo de las Naciones Unidas, Chrisjen Avasarala, fue capaz de evitar una guerra entre la Tierra y Marte. La Tierra había esquilmado sus recursos y estaba superpoblada. Los marcianos, en cambio, emancipados como colonia, sabían lo que significa no tener un océano en cuya orilla levantar una civilización, que necesariamente tendría que sostenerse sobre una roca polvorienta. Esto sucedió, o sucederá, en el siglo XXIII, según escribieron Daniel Abraham y Ty Franck en las novelas y en la serie de televisión que dan forma al universo de The Expanse.
No dejamos de pensar sobre el futuro, porque el futuro ya está aquí. Blade Runner sucedía en 2019 y no por empujar la secuela 30 años más allá, la cosa va a cambiar mucho. Lo mismo le pasó a la ONU, que tras fracasar con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) fijados en el año 2000 para ser conseguidos en 2015, tuvieron que crear la secuela Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), dándose otros quince años de prórroga. Si hubieran tenido a Chrisjen Avasarala de negociadora, el siglo XXI habría sido diferente.
El Objetivo 7 de los ODM pretendía garantizar la sostenibilidad del medioambiente. No funcionó. La Cumbre del Clima COP21 de París, en 2015, fue un fracaso que maquillaron como “acuerdo histórico” al establecer como objetivo principal que la temperatura media global no superase los 2º C respecto a los niveles preindustriales. Lo de dejarlo en 1,5º C sería promoviendo “esfuerzos adicionales”.
Pero 1,5º C ya es una tragedia. Esa temperatura se alcanzará entre 2030 y 2052 si continuamos a este ritmo. En algunas zonas del planeta hará más calor, en unas se incrementarán las inundaciones, en otras las sequías y se elevará el nivel del mar. El informe encargado por la ONU al Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) marca importantes diferencias entre 1,5º y 2º, pero ninguno de los dos escenarios es una fiesta. De todo ese incremento, los habitantes de la Tierra tenemos la culpa de 1º de temperatura, gracias a nuestras industrias, extracciones y devoluciones contaminantes.