Acabo de escribir un artículo sobre uno de los temas que me vienen obsesionando en los últimos años: los excluidos. Una forma de excluir y autoexcluir (de censurar y autocensurar) es la de componer (y compartimentar) a los creadores de discurso en grupos generacionales.
Cuando se activa una operación de política literaria generacional (por ejemplo, el encargo de realización de una antología para una editorial potente) se empieza a construir un orden que extraerá a una élite que propondrá un discurso (más o menos) homogéneo que se convertirá en dominante. Es el primer paso para asentar una intelectualidad hegemónica que, zancada a zancada y gracias a su adhesión a la etiqueta/grupo/generación/paquete irá asentándose en los lugares de poder donde se controla la palabra: revistas, redes, mesas redondas, festivales. No importa que el autor rechace ser parte de eso. De hecho, lo habitual de este sistema es enarbolar siempre ese rechazo público. Como dice Meredith Haaf en su libro sobre el tema (Dejad de lloriquear), nadie quiere que le metan en un sitio sin preguntarle antes.
Mire donde mire, en estos días todo se escribe en clave relevo generacional: la abdicación del Rey, el PSOE, la Alt Lit.
Y, así, todo el que no encaje: por edad, por falta de amistad, por singularidad, perderá el tren.
¿Hay lugares de resistencia? Sí, podría ser, podríamos crearlos. Asalto es un de ellos.
"En el libro de @medelelena está más presente lo colectivo que lo generacional"
http://t.co/BrdTIpHY4w vía @el_pais
— Elena Cabrera (@elenac) junio 3, 2014
Javier Rodríguez Marcos: “¡Si hasta me han dado un premio Loewe! Una gran poeta como Ángela Figuera Aymerich tuvo que publicar Belleza cruel en México porque en España lo impidió la censura franquista”. Figuera (1902-1984), coetánea de la generación del 27 pero ausente de casi todas las antologías, ilustra bien, según Elena Medel, la diferencia de trabajar bajo una dictadura o en una democracia.
A veces esta voluntad de crear generaciones literarias me recuerda a la formación de un equipo ciclista
— Jordi Corominas (@jordicorominas) marzo 15, 2014
Al fin y al cabo no creo en generaciones literarias, menos en las nuevas, pq prefiero el contenido a la mercadotecnia
— Jordi Corominas (@jordicorominas) octubre 23, 2013
Hay gente cobrando y perteneciendo a generaciones literarias guachis hablando de que la vida da asco y de vómito y de que internet nosequé.
— MI COÑO (@oh_rus) octubre 17, 2013
Aquí, algunos entrecomillados que me han venido bien para pernsar sobre el artículo (sin destripar mucho, ya os avisaré cuando salga y espero que alguna le eche una lectura):
¿Pero qué sensibilidad comparten los autores contemporáneos nacidos a partir de los 70? «Tienen una visión particular del tiempo y un cierto desdén por el espacio público, tal vez por ver fracasar a sus padres, los de la generación del 68, cuando la aventura utópica fue absorbida por las lógicas de mercado», comenta Pablo Raphael.
Lolito de Ben Brooks es «El libro más divertido y brutal que he leído en años. Me ha vuelto loco.» Nick Cave
Entrevista a Jaime Gil de Biedma: ¿Qué qué me pareció o de los “novísimos”? Fue una operación de política literaria movida sobre todo por Gimferrer, lo mismo que la anterior antología de Castellet,Veinticinco años de poesía española, fue una operación movida por Barral, por Goytisolo y por mí. Tampoco fue otra cosa la célebre Antología parcial de Gerardo Diego, en 1932. En los tres casos, la finalidad era la misma: llamar la atención sobre unos determinados poetas mediante su presentación en paquete y con prospecto. (Entrevista de Joaquín Galán. La Estafeta Literaria, nº 632, 15-3-1978)
Heriberto Yépez: Tryno y Raphael descuidan que “generación” no es el único modo en que un escritor pertenece a algo. Daré el caso del norte, que tanto antipatiza. Si leemos muchos libros de escritores norteños de los últimos 30 años, es audible que se comunican con literatura colindante, música popular o caló binacional. Pero quizá se desdeña la validez de identificarse con algo que no sea una pulcra foto con escritores de Ciudad de México. Se olvida que hay obras que son un diálogo con lo regional y, en general, afinidades ajenas a “generaciones”.
Siguiendo con el tema generacional: "Imaginario de la juventud", un ciclo perpetrado x Isaac Moncús http://t.co/8VXV1sQ2Jh vía @lamarea_com
— Elena Cabrera (@elenac) junio 3, 2014