Se ceban siempre con los más indefensos

En Eldiario.es estamos publicando artículos que no son noticias propiamente dicho sino historias de cómo nos están yendo las cosas. A gente que no es famosa y su nombre en un titular no significa nada pero la vida y la economía les dan reveses y su historia suma un ladrillo más de esta construcción de la sociedad española precarizada que estamos, quizá, deconstruyendo.

La de hoy es la historia de José Vidal Lozano, obrero de reformas domésticas -pintura, fontanería, pequeñas chapuzas- que tiene una discapacidad de nacimientos en los tobillos, lo cual le allana el camino para conseguir algún empleo de esa cuota del 3 por ciento que las grandes empresas están obligadas a cubrir. Pero ni con esas. Montárselo por su cuenta, como hacía antes, tampoco es posible. Lo poco que le sale no le da para darse de alta como autónomo. Su asistente social le ha dicho que está en riesgo de exclusión, sobre todo, si deja de percibir la Renta Mínima de Inserción, que es de lo que vive. Con 375 euros al mes. Le llegó una carta de la Comunidad de Madrid para citarle a una reunión anual de su expediente. metió el recibo que el cartero le dejó en su buzón en el bolsillo de una chaqueta. Y se olvidó. Esto pasa. Pero uno siempre espera que el cartero llame dos veces. Lo más probable es que noviembre no lo cobre.

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