Mi nuevo fisioterapeuta se llama Alberto y os preguntar?is ?otro? ?Por cu?ntos ha pasado ya en este a?o y medio de weblogismo? No son tantos, pero quien me haya le?do, sufridores desde casa, desde agosto de 2002 se habr? hartado de mis ires y venires, quejas m?dicas, teor?as conspiran?icas (vale, por qu? no), resultados, anal?ticas y consultas. A m? tambi?n me gusta hablar del sistema de dolencias, porque me parece fascinante. Tras haberme puesto en manos de un fisioterapeuta tradicional chino de origen colombiano aplicador del m?todo «heart to heart» (nuestro popular M?dico M?gico), sent? la urgencia de visitar a alguien que me diera soluciones r?pidas, de martes a mi?rcoles. Se llama Alberto, como ya he dicho y le perd? el respeto hace una semana, cuando supe de sus dos a?os menos que los m?os. ?l sabe que se lo he perdido, y por eso ha cogido cierta confianza y me ha bajado la cremallera de la falda sin preguntar (curioso dato: el M?dico M?gico lo hizo en cambio en neustra primera cita). Ha dicho «la confianza es lo que tiene, ?esta que es, tu tercera o tu carta vez?». La cuarta. Hoy ya s? que se qued? en cintur?n marr?n de Taekwondo (de nuevo a vueltas con Corea), que se rompi? la rodilla y que colabora con una gente interesante. Mientras empuja con el antebrazo derecho y estira con la mano izquierda, discutimos sobre Cronenberg o los juegos del Spectrum, sobre d?nde acaba la ciencia ficci?n y comienza el gore. Ya nos conocemos, lo he notado porque no me ha ofrecido el cestito con coleteros y pinzas de diversos colores: directamente me ha pasado la goma negra para que me hiciera una coleta. Por otro lado, es discreto: al vestirme se di? cuenta antes que yo de que me estaba poniendo el sujetador al rev?s, aunque esper? que yo me percatara para dirigirme una de sus bromas. Me gusta el sonido del velcro cuando se ajusta las mu?equeras. El martes que viene, ser? el primero consecutivo que no acuda a verle. Maldito D?a de Reyes.