Tetas al aire

El verano es mi estación favorita. Me agrada el calor y disfruto de ir con poca ropa. En casa y en la playa. Es muy agradable disfrutar de la brisa en la playa en topless y sumergirse en el mar sin ropa.

No obstante, cada año hay menos mujeres en topless en las playas. Y lo sé porque siempre voy a las mismas y tengo ya una edad. ¿Será, quizá, que se ha puesto de moda pasar el invierno con las marcas del bañador?

¿Pudiera ser que algún tipo de misteriosa enfermedad se contrae solo si eres mujer y solo si no tapas tus tetas cuando tomas el sol, y por eso cada vez hay más mujeres que no se desatan el bikini (y yo no me he enterado)?

¿Son las tetas, ahora, de mal gusto? ¿Algo que repentinamente da vergüenza por algún motivo secreto que nadie me ha contado?

¿O, quizá, podría ser, eh, solo quizá, este impulso reaccionario que vemos alrededor en un montón de cosas más, y ese machismo que de vez en cuando campa feliz a sus anchas donde menos lo esperas, intimida en cierta medida a las mujeres que antes hacían topless de manera natural?

¿Podría ser que haya ahora mujeres que antes que prefieren enseñar un bonito bañador antes de que se vean unas tetas arrugadiñas y varios pliegues en la barriga?

¿Puede ser que sintamos vergüenza de las tetas? ¿Por si nos la miran, por si son demasiado pequeñas, por si son demasiado grandes, por si tienen tres pezones?

¿Pudiera ser que si te madre te ha enseñado a cambiarte el bikini en el interior de una toalla cuando eras una niña, «para que no se te vea nada», no puedas vencer la vergüenza de quitarte la parte de arriba ni aunque te pases un invierno entero sufriendo la marca de los tirantes?

He escrito esto: ¡Fuego de pecho!