Update de verano

Qué tópico es quejarse del calor, qué aburrido y, en cambio, qué inevitable, ¿saben porqué señores? Yo lo sé, porque cuando te quejas duele menos. Sí, está comprobado. Yo lo he comprobado. Cuando interrumpo una conversación y digo «pero qué calor que hace» noto cómo baja un par de grados, de los centígrados, la temperatura ambiente.

Julianna Swaney www.ohmycavalier.com
Julianna Swaney

Ocurre lo mismo con el parrafito de ahí arriba, que seguramente les habrá aburrido como hastían todos los comentarios obvios sobre el tiempo. Y en cambio, a mí, me ha refrescado que no vean.

Y entre una cosa y otra, ya he llegado al tercer párrafo, que para un post veraniego no está nada mal. Estoy en este Madrid que parece una secuela de Omega Man pasando indolentemente los días de tranquilidad y lecturas y las noches de descanso y ventilador. Avanzo lo que puedo con mi asuntos y, sobre todo, me recupero de mi última convalecencia, que me ha dejado a medio gas durante los últimos diez días aproximadamente. Además de cuidarme y cuidar a Milord (que malo no está, peor tampoco malo es), veo películas, trabajo en los proyectos y limpio la casa. También busco un instalador de toldos, pero están todos de vacaciones. Yo intento, a mi vez, convencerme de que también estoy de vacaciones pero es difícil. Esta situación a medio camino entre el desempleo, el freelancismo y el ama de casa no deja mucho hueco para sentirse de vacaciones. Qué demonios, estoy superfeliz (salvo cuando paso la noche vomitando, todo hay que decirlo).

En el capítulo de la autocomplacencia, hoy también estoy contenta porque he visto que han meneado mi post sobre los peligros de las redes sociales (que ha tenido duras críticas por parte de mis más valientes comentaristas) aunque no precisamente el publicado en mi web, que también, sino el que ha sido repicado en cubadebate.cu, pero bueno, igual da.

Como al fin he superado diferentes escollos que tenía con la técnica sonora, estoy montando nuevos podcast de Dancing. Como quería ver qué dirección de RSS de mi podcast anda por ahí colgada en internet, he hecho una búsqueda y me he encontrado con alguna mención del podcast por Javier Romero que me ha hecho mucha ilusión. Especialmente esta sección en el podcast Pin de 2006 llamada El Retropodcast en el que se comentan podcasts antiguos. Como fue en el año 2005 cuando más fuerte le di al podcasting (tres episodios, vaya), ya un año después parecía algo perdido en la memoria de los tiempos. Pues en este Podcast Pin Javier Romero dedica su sección a Dancing, tomando trocitos de mi poco audible podcast y diciendo cosas bonitas, pero también exageradas e inmerecidas, sobre mi débil intento de llevar al salón de casa lo que hacía en el estudio de la radio libre. El tiempo ha demostrado que fracasé, pero no sólo por la soledad sino también, y en principio, por la técnica.

En ese verano idílico también pasan cosas horribles, no os creáis. Por ejemplo, hay una avería en la línea de ADSL que va de la centra a mi casa. Está mal pero no es una tragedia gracias a la conexión 3G salva-vacaciones. Además, produce estampas agosteras memorables, como esta que cuenta Milord.

The Girls Production
The Girls Production

Madrid está raro, pero es habitable. El sábado de la semana pasada le pegamos un repaso a la ciudad. Es decir, fuimos a los dos únicos sitios a los que se puede ir sin morirse uno de aburrimiento: el Radar y el Dark Hole. Cuando entramos en el Radar sólo había 1 persona además de Sevi. Pero en fin, Sevi vale por muchos y una siempre se siente allí como en casa. Aunque ahora no puedo beber alcohol (o ya nunca podré beber alcohol, no sé) ni tampoco bebidas con gas, así que pasar la noche agarrada a un zumo de piña es menos excitante que si pudiera beber, al menos, un Bitter Kas, con lo que me gustan. El Dark Hole estuvo muy divertido debido a los personajes que se alzaron con los papeles protagonistas de la noche, anónimos conquistadores del escenario que go-goizaron la noche con un excelente sentido del humor, aunque no sé si esa era su intención. Eso sí, me escandalicé por la inconveniente subida de precio. ¿12 euros para entrar? Eso son 2 euros más de lo que costaba antes, que ya era caro. No se si se han enterado que el IPC ha caído, no ha subido, ha caído. CAÍDO. Pero vamos, que si el Dark Hole sigue subiendo los precios va a conseguir, el solito, que repunte el IPC.
(Porque ir al Dark Hole, creo yo, es alimento de primera necesidad).
Algo que aprendí el otro día en nuestro antro favorito es que no se puede pinchar Wrong en un club. No. Es imposible de bailar. Da bajón. Los pocos que se atreven a bailarlo ensayan unos vergonzosos movimientos sensuales que dejan tormentosos recuerdos. No, no se puede.

También ocurre que últimamente voy a las tiendas de discos (de vinilo, se entiende) de segunda mano y salgo sin nada. Esto también e morralla s bastante trágico. Pero es que lo que hay es muy caro. Es increíble lo que ha subido el vinilo de segunda mano. En La Metralleta, hospicio del que ha salido casi toda mi colección, ya nada baja de 10, como mucho a 6. Allí ya no se puede comprar. Saben lo que tienen y está todo muy preciado, ordenado alfabéticamente y en fundas de plástico. Ah, que tiempos aquellos en los que discos La Metralleta no era un nombre sino un adjetivo. «Este disco es de la metralleta», decíamos para indicar no que se hubiera comprado allí sino que era tipo la banda sonora de Batman, todo un clásico de ese sótano.

Lo que queda en Yunke’s de vinilo si que es auténtica morralla, vieja y sucia, que deberían poner a 50 céntimos y así quizás me llevaría alguna cosa. Y el recorrido se completa con Killer’s donde venden un ejemplar de Necrosis en la polla por no menos de 300 euros. En Killer’s (calle Montera) tienen un sótano con discos en peor estado donde se encuentran cosas viejas y ralladas pero porquéno. Ese mismo sótano tiene una cuca sección de techno-pop con discos como este a 12 euros y, lo que es mejor, un depechero que te recibe con su camiseta del Violator y algún hit del grupo o amistades afines. Porque si uno pasa más de media hora escuchando la horrible música de La Metralleta sale de ahí con ganas de inhalar algo de CO2 del parking con el que comparte planta.

Demian de Ô Paradis

Vamos dando pasos hacia el concierto de Ô Paradis. La primera semana de agosto llevamos las entradas anticipadas e hicimos la ronda de las tres mejores tiendas de discos (nuevos) que hay en Madrid: Diskpol, Rara Avis y Rotor, en orden alfabético. Lo mejor es hablar con los tenderos y palpar el ambiente, es un gran sondeo sociológico. Gente como Amparo, Jorge y Andrés son especies a extinguir y allí están, resistentes, dando cobijo a gente como nosotros. Bueno, afortunadamente no viven de gente como yo, semi-pobre, que se compra un disco nuevo cada tres meses. Pero la culpa es de Depeche Mode, que entre la caja y las entradas para tanto concierto… prometo invertir más en novedades próximamente. Sobre todo si viene mucha gente al concierto de Ô Paradis, para que recupere mi fe en la música.

Si los que pagan 12 euros por entrar en el Dark Hole se les ocurre decir, o pensar, o siguiera insinuar que 8 euros por ver a Ô Paradis es caro, les clavo mi disco de The Pearl en la cabeza. ¡Por el canto!