Nos encontramos a 24 horas del concierto de Ô Paradis y Escama Serrada en Madrid. Se trata del primer concierto que Alberto y yo montamos juntos y, como cualquier primera vez, siempre hay titubeos, sobreentenidos y malentendidos pero también nervios y emoción.
También será mi primera vez viendo un concierto de Ô Paradis. Alberto ha rescatado unas fotos de su primera vez, que también fue la primera de Ô Paradis en Madrid cuando, además de Demian, existía otra componente en el grupo, Rosa.
Algunos de los viajeros ya han salido de Barcelona y recorren la península hacia el centro. Ahora pienso en eso y me resulta muy emocionante. Cuando la gente se mueve, se activa o emprende algo por iniciativa tuya sientes algo especial, como si hicieras fuerza para que el mundo gire del revés, y lo consiguieras un poquito.
También estoy emocionada porque los chicos de Adriano van a hacer un vídeo sobre Ô Paradis para Lainformación.com y estoy segura de que quedara precioso. Es un privilegio que dediquen un tiempo para hacerlo. Me gusta porque, pase lo que pase mañana, quedará una constancia real, una visión externa pero compartida. Y también para pase lo que pase pasado mañana. Porque a veces ya vivo como si no existiera pasado mañana.
Hoy tenemos velatorio de ADN.es pero este es otro que me pierdo. No me da el cuerpo para más. Quizás me daría, pero tengo miedo de romperme. Hace años pensé que cualquier herida sanaba antes o después. Ahora pienso que se quedan abiertas para siempre y se infectan y te cansan y te merman la fuerzas. El otro día me decía un amigo que ya se ha acostumbrado a que ningún día se levante bien por la mañana, que siempre haya algo que duela o moleste. Bueno, haberse acostumbrado no está tan mal como remedio. Desde los 20 años soy consciente del envejecimiento. Es una mierda.Y, lo peor, ¡es que no sé cómo he acabado escribiendo sobre esto! Es lo que tiene escribir en el balcón, empiezas a hablar como si no te oyera nadie, parapetada en el toldo (sí, no puedo parar de presumir de toldo) y en la oscuridad.